Tuesday, October 21, 2014

Capítulo 001 - Sandpoint





22de Rova, del 4707 de la Ascensión de Arodes


Hace ya un par de días que llegué a Sandpoint, siguiendo una pista que indicaba que madre había pasado por aquí. Sin embargo, no estoy muy convencida de la fiabilidad de la misma.

Hoy quiero dedicar la jornada a escribir, antes de que se me olviden las cosas. Creo que es una buena costumbre el dejar anotadas las cosas por escrito, y de paso practico caligrafía, porque se me acabará olvidando también.

Aunque parece ser un asentamiento donde pueden convivir muchas razas juntas, por lo que he podido observar, la mayoría son humanos y hay muy pocos semielfos como yo. Si acaso los elfos son un poco más comunes.

Encontré alojamiento en una taberna no demasiado cuidada al norte del pueblo, llamada “El Ciervo Blanco”, regentada por un humano de nombre Garridan Viskalai. Es un humano bastante fornido, parece más un guerrero que el dueño de una posada. La verdad es que los humanos me producen mucha curiosidad. Quizás porque es mi primera aventura fuera de las tierras de Kyonin, pero tienen rasgos muy diferentes de unos a otros. Y no hablo solo del color del pelo o del tono de piel, si no ya la propia complexión, la altura y los rasgos faciales.

Ayer, paseando, vi una chica con ojos rasgados. Me recordó ligeramente a un elfo, aunque es claramente humana. Si lo comparo con los habitantes de Kyonin, diría que los elfos son más parecidos entre sí que los humanos. Sé que me falta mucho mundo por ver, y me imagino, vista esta variedad, que si encuentro otros semielfos en el camino, tendrán las más variadas de las características.

Volviendo al “Ciervo Blanco”, tengo que decir que no es el mejor sitio del mundo, pero al menos me lo puedo permitir, y al dueño no parece importarle que esté de paso. Movida por la curiosidad, finalmente después de mucho vacilar, me animé a entablar algo de conversación con él. Me costó un poco, porque a primera vista parece una persona un tanto sombría y callada, pero me acerqué y le expliqué que llegué a Sandpoint buscando a una persona, a mi madre, y le enseñé un retrato que llevo conmigo, pero no recuerda haberla visto por allí, o al menos no en su posada.

Debí caerle en cierta gracia, ya que contra todo pronóstico, me ha explicado que el pueblo es una zona de paso entre rutas comerciales, y que por ello entra y sale mucha gente, así que es difícil acordarse de todo el mundo, pero puntualizó que se acordaría de una mujer tan bella, y me hizo un guiño. Encuentro a las personas de este pueblo un poco perturbadoras, demasiado efusivas. De algún modo pudo darse cuenta de mi rubor y se rió de mí, pero no como burla (creo). Visto en perspectiva, ahora me parece un poco una inconsciencia, haberme acercado a un humano de esas dimensiones. Intentaré no abusar de mi suerte en estos días venideros.

Le dije que no estoy muy habituada todavía al trato con humanos y le comenté, además, que me parece muy interesante la gran variedad de rasgos diferenciales que tienen cada uno. Le miré con interés científico. No como si fuera una rana, claro. Volvió a reír y supongo que leyó en mi rostro la pregunta que no llegó a salir de mi boca. Entonces me explicó que él era un shoanti, miembro de una raza bárbara y nómada de unas zonas llamadas Tierras Altas de Velashu y la Meseta de Storval.

Debió darse cuenta de que no tenía ni la más mínima idea de qué parte del mundo me estaba hablando, por lo que se levantó de la mesa dirigiéndose a una pared donde había un mapa colgado, y me los mostró. Qué maravilla tener un mapa para poder ubicarse bien por el camino. Espero tener algún día muchos propios, y haber viajado lo bastante para reconocer los sitios cuando alguien los mencione.

En el mapa también se veía mi hogar, y por un momento me sentí… No sabría decirlo. No era miedo, ni tristeza, pero una sensación de lejanía y quizás añoranza. Estoy muy contenta por haber llegado hasta aquí, y creo que si soy sincera, estar buscando a madre es una especie de excusa. A veces me siento culpable por disfrutar de la oportunidad que se me ha presentado y del desafortunado incidente que me ha sacado de Erages.

El señor Viskalai me explicó que dentro de los shoanti hay diferentes tribus, y que la suya se llamaba Shiikirri-Quah (El Clan del Halcón), pero que sus padres abandonaron las costumbres nómadas y decidieron establecerse, aunque él querría recuperar ese camino, si no fuera por su propia familia. Al escucharle, notaba reflejada en su voz, la misma añoranza que me invade cuando pienso en casa. Dimos por finalizada la conversación porque justo entraban nuevos clientes, y le di las gracias, antes de salir a dar una nueva vuelta por la zona.

Me gusta Sandpoint.

Sus playas me recuerdan a Erages. Me gusta estar cerca del mar, poder sentir la brisa y el olor del salitre, y escuchar el sonido de los pájaros. Con todo, comparada con Erages, la vida es mucho más bulliciosa aquí, seguramente por el tema de las rutas comerciales. Quizás lo más parecido en cuanto a la diversidad de habitantes pueda ser Greengold.

Los embarcaderos no están en la playa, si no en la zona fluvial, a la orilla del río Turandarok (es el único nombre de río que recuerdo de los mapas colgados en la taberna). Tengo que decir que ni el lenguaje humano ni el común son nada distinguidos. Suenan demasiado rudos en mis orejas. Qué le vamos a hacer, ya me iré acostumbrando. Pero desde luego “Turandarok”, signifique lo que signifique eso, no es una palabra nada melódica.

Desde el embarcadero, al sur y al otro lado del río, vi un terreno muy elevado con algunas mansiones. No tengo ni idea de quién pueda vivir allí, pero desde luego quién sea es afortunado por poder contemplar unas privilegiadas vistas al mar. Debe ser bonito contemplar el amanecer, con el pueblo a los pies, viendo cómo se refleja la luz sobre las aguas.

También fui a pasear por la playa, donde encontré alguna concha de molusco distinta a las de casa y me he llevado un par en la mochila. Llama mucho la atención, al norte, una especie de ruinas oscuras. Parece como una inmensa columna derruida, o algo similar, pero no he podido llegar a ninguna conclusión interesante. Intentaré recordar preguntarle al señor Viskalai, pero siempre está tan ocupado que me da apuro abusar de su tiempo. Quizás tengan biblioteca en el pueblo. Tendré que investigar.

En mi camino de vuelta al Ciervo Blanco, me pareció ver a otra semielfa por allí. Me llamó especialmente la atención porque tenía un precioso cachorro de pantera negra a su lado en todo momento. Desde luego, tiene costumbres extrañas en este lado del mundo.

En cuanto a la ciudad en sí, ha sido muy afortunado el momento en que he aparecido de visita, ya que mañana se consagra la catedral, y el ambiente es festivo. Hay decoraciones por todas partes, que recuerdan pequeñas mariposas azules, y en la plaza de la catedral están colocando tiendas y preparando lo que parecen ser juegos.

Tengo muchas ganas de asistir a los acontecimientos, por lo que mejor dejo ya la pluma, y marcho a descansar.

2 comments:

  1. Me está encantando leerte, sigue publicando que tengo ganas del siguiente capítulo. ¿Qué pasará en las festividades?

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  2. Ey =) Buah, de todo! Tengo que acabar de escribirlo y me quedan como 4 páginas... Y tendré que revisarlo entero antes de subirlo, pero creo que está quedando bonito el nuevo pdf =) Un abrazote ^^

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